sábado, marzo 25

Adiós Xalapa





Xalapa, Ver, sábado 25 de marzo, 06.- Un halo de tristeza cae junto a la lluvia que hoy anega las banquetas y cubre los toldos de las marquesinas de esta bella ciudad. Adiós Xalapa, le digo a las pérgolas, las esquinas y los matorrales tranquilados de los parques.
Las crestas de los edificios, blanquizcas de cagarrutas de pichones, desafìan el tiempo. Mientras, la gente va y viene y se aflije con los pesares y los chispazos azarosos del día.
Adiós Xalapa, con la X en la frente, porque bajo el manto colonial que la encubre está la escencia de lo indio, de la persona quien bajo la mirada esconde un orgullo indomable de un tiempo interpretado por su lengua, misma que navega en el murmullo de sus cavilaciones, en el repentino cuchicheo mientras se efectúa la carreras de enseres y mercadeo, bajo las pilas de las naranjas y las espinas de los nopales.
Adiós Xalapa y la gente que conocí en los 90 días de estancia. Gente de la cual se desprenden miles de historias, cuyo deselance queda suspendido en el aire sin atreverse la imaginación a darle un punto final por considerarse la vida de las personas, a un grado, sagrada.
Adiós a Francisco, el joven de 25 años que se sentó frente a mí en el restaurancito de pizzas y que sin más ni más me comentó su drama: "no tengo pegue con las muchachas", dijo y su pesar era genuino y vàlido, como aquél que expresó Catalina, la dama octagenaria que lleva dos años llorando la muerte del esposo: "con él comía, íbamos de compras, después al cine, y luego nos subíamos al café hasta que la noche nos agarraba en la calle". Ella llora cuando habla del marido. Llora porque se siente sola a sus 82 años. Sin embargo se las arregla para caminar desde su casa en Los Berros, hasta el centro; se mete al cine y después, sola, sube al café y piensa en el marido quien estaría con ella si no fuera porque la edad, la muerte, la vida, y todo los demás le ha echado las cosas a perder.
Dejo a Xalapa, pero más que nada a esta gente con venas efervescientes y mirada àgil; al profesor Morosini agobiado por una ceguera iclemente que le vino de no sé dónde, quien le ha pedido a su viejo colega, el profesor Ramón que se siente en una esquina del salón y le auxilie en caso de que la memoria o los ojos no atinen a decir el concepto que queda volando en el aire y que Ramón es capaz de atrapar en un zarpazo de tigre decano, así que Ramón se sienta en uno de los mesabancos de la esquina y se prepara para el rescate. Ramón, cuya cabeza blanca y memoria ensortijada en los vericuetos de una edad implacable, está disponible para salir al combate y librar al amigo de las malas fortunas provocadas por el tiempo y la enfermedad. Los dos profesores: uno ciego y el otro viejo, una mancuerna de afecto indestructible. Si hay algo que los dos pueden enseñar a la perfección, por asì decirlo, es el amor entre los hombres y la paciencia ante la adversidad. Dejo a los dos ilustres palpitando su propia suerte.
Dejo mi calle asediada por los marchantes del día, las fondas de comida económica, los cafés de mesas de casas de muñecas; el ágora cobijada por un parque impasible y bello, donde los mùsicos ensayan sus canciones, y los pájaros viven en sinfonía constante.
La calle está sujeta a los cambios de luces y de tráfico, hay gente que compra el periódico más por el hábito que por interés, el lustrador de zapatos prepara sus grasas; el payaso maldice en un día en que no habrá show porque la lluvia ha tomado todas las plazas. La calle se alarga hasta la esquina, donde habrá que doblar, y caminar hasta el filo de un día que termina ya con el ùltimo aliento de bruma, la caricia de un trinar de pájaros y las gotas que caen como las notas de un piano convertidas en ocaso y cristal-0-.

domingo, marzo 19

El agua, un bien para todos



Un grito global y unísono cimbró las calles de la Ciudad de México. Miles de manifestantes se opusieron a la privatización del agua, un fenómeno que amenaza a los pobres en Latinoamérica. Hoy domingo, dos días antes de que se termine el foro, comenzaron legisladores de más de 70 países a discutir sobre el tema y ver la manera de que todos los habitantes del planeta tengan el derecho a este recurso.
Durante el Cuarto Foro Mundial del Agua que se efectúa ahora en la capital de este país los especialistas tratan de ponerse de acuerdo sobre la políticas que deben asumir los países respecto del abastecimiento y tratamiento del líquido. Un tema que a simple vista debe estar exento de discusión, ya que sin el agua no vive nadie, en este momento está sirviendo como mecanismo de control económico y político en las naciones más empobrecidas del globo.
El aumento de la población, la contaminación de los mantos freáticos ha puesto a los mexicanos entre la espada y la pared. En menos de un siglo las poblaciones han perdido el acceso a sus pozos, cuencas y ríos. Los campesinos han abandonado sus tierras y se han integrado a las urbes formando parte de los cinturones de miseria o engrosando las filas de trabajadores migrantes.
Esta compleja situación ha incrementado la dependencia de México hacia las tecnologías caras que han beneficiado a las multinacionales y empobrecido más a los habitantes de esta región.
En México la trasnacional francesa “Suez-Ondeo adquirió en 1993 una concesión para operar los servicios de agua y saneamiento en las ciudades de Cancún e Isla Mujeres. La cifra de este negocio se calcula en 500 millones de dólares”, según el artículo de Proceso, Agua Botín Transnacional, del 12 de marzo.
La revista indica, asimismo, que la misma compañía tiene contratos en el Distrito Federal que “implican una factura de 80 millones de euros.
“A menudo el banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) favorecen la irrupción de estas trasnacionales en el mercado latinoamericano”, informa.
Las fuerzas ciudadanas de Bolivia, Argentina Uruguay y Brasil han entablado guerras sin cuartel contra estas empresas y las han ganado, informa el artículo Rapacidad de la misma publicación.
Hay alrededor de 41 millones de personas en ese continente que no tienen acceso a agua potable y 85 millones carecen de saneamiento básico, lo cual contribuye a la transmisión de enfermedades a través del agua, como la hepatitis A, la tifoidea y las que causan diarrea, según el Movimiento Mazahua por la Defensa del Agua y los Derechos Humanos.
La Comisión Nacional de Agua de México informó que más de 2 mil millones de personas en el mundo carecen de agua potable y que alrededor de 3 mil 250 millones carecen de servicios básicos de saneamiento.
Esta lamentable situación afecta la calidad de vida de los habitantes y tiene repercusiones de diversa índole. Baste señalar que algunos países tienen que destinar 14 dólares de su ingreso en medidas de salud por cada dólar que dejan de invertir en proporcionar agua de calidad potable para sus habitantes.
En lo que se refiere al entorno natural, el 20% de las especies del planeta se han extinguido o se encuentran en peligro de extinción debido a la falta de agua o a la presencia de agua contaminada.
Un aspecto de especial relevancia se refiere al hecho de que más de 100 naciones en el mundo comparten ríos y cuencas hidrológicas y, en algunos casos, se carece de reglas y acuerdos para el buen manejo, preservación y distribución del agua.
Un reto también de importancia es el que se asocia con la ocurrencia de huracanes en diferentes sitios del mundo, eventos que cada vez son más frecuentes, de mayor magnitud y que provocan lamentables pérdidas. En el año 2005 presenciamos la vulnerabilidad de algunas zonas ante este tipo de situaciones.
En contraste, las sequías son también más recurrentes y empiezan ya a afectar a los grandes ríos y cuerpos de agua del planeta.
Por otra parte, es común que en muchos países, entre el 70 y 75 por ciento del agua que se utiliza se destine a la agricultura, es decir, para la producción de alimentos de una población mundial que se mantiene en constante aumento. Este hecho cobra especial relevancia si se considera que la eficiencia en el uso del agua en algunas zonas es inferior al 50 por ciento, lo cual también ocurre en diversas ciudades.
Por su parte, el senado de la república acordó que el agua debe ser un bien natural imprescindible; declararla un bien público y social al alcance de toda la población; garantizar sus funciones naturales, sociales y económicas, bajo el lema de que “el agua es un derecho con el que todos debemos contar”-o-.