jueves, octubre 5

La vigencia del oro negro


Los energéticos constituyen el motor físico de los países del mundo. Necesitamos gas, electricidad y carburantes para dar vigor productivo a los pueblos en crecimiento. Cada vez son más las personas que demandan su consumo. Se prevé que para el 2020 habrá un crecimiento en la demanda del petróleo estipulado en un 40 por ciento, aun cuando los científicos investigan sobre nuevas fuentes energéticas. Véase Adictos al petróleo, Discovery Channel, www.tudiscovery.com
México está catalogado como el cuarto productor de petróleo en el mercado internacional. En 1992 la producción promedio de crudo súper ligero, llamado Olmeca, fue de 582 mil barriles diarios, y sólo exportó el 27 por ciento; en el 2003 la producción fue de 457 mil barriles diarios y exportó el 54 por ciento.
El sucesor de Vicente Fox a la presidencia, Felipe Calderón declaró hace dos semanas que la industria petroquímica continuará como parte de los bienes nacionales. Y añadió que propondrá una mayor transparencia y eficiencia en el manejo de esta industria.
Al escuchar esta declaración los mexicanos respiraron con alivio: no habrá privatización. La paraestatal más más cotizada en el país (la producción de un barril cuesta tres dólares y su venta ha llegado hasta 30 dólares en el mercado internacional) seguirá en manos del Estado.
Sin embargo, habremos de ver en este nuevo sexenio que está en puerta qué tanto podrán progresar las nuevas iniciativas presidenciales en un senado dividido, compuesto por parásitos políticos, senadores y diputados que se disputan el poder, de la misma manera que dos mendigos se arrojan al suelo por la misma moneda que tintinea en el pavimento.
El libro escrito por Andrés Manuel López Obrador, Un proyecto alternativo de nación, editado por Grijalbo, indica que "estamos comprando en el exterior la cuarta parte del gas que necesitamos en el país y el 10 por ciento de la gasolina que consumimos; la importación de productos petroquímicos ha llegado a ser superior al valor de las importaciones de crudo.
"Por si fuera poco, en México la gasolina, la electricidad y el gas cuestan más que en Estados Unidos. Por ejemplo, en febrero del 2004 el litro de gasolina sin plomo estaba aquí en 6.07 pesos y, al mismo tiempo, en San antonio Texas valía 4.34 pesos, casi el 40 por ciento menos.
"El kilovatio de electricidad para uso comercial en México costaba 94 centavos y en Estados Unidos 44; es decir, el 53.2 por ciento más caro. Y el gas LP para uso doméstico allá costaba 1.59 pesos por litro y en nuestro país 3.54 pesos; ésto es, el 122.6 por ciento más".

Los adictos al petróleo se ponen en tratamiento

El otro aspecto interesante en este panorama son las perspectivas de la industria. En Estados Unidos, China y Brasil las políticas energéticas están apuntando hacia un horizonte distinto al del petróleo. El posible que para cuando México enmiende sus políticas erróneas en la petroquímica, el mundo esté dando un giro hacia el consumo de energía proviniente de otras fuentes.
El presidente norteamericano George W. Bush mencionó que su país invertirá en investigación científica, durante los próximos 10 años, en la búsqueda de nuevas fuentes alternativas y con ello disminuir "la adicción al petróleo", mediante un Programa para Energía Avanzada.
Durante un Panel sobre la Conservación y Eficiencia Energética, en Golden, Colorado el mandatario estadunidense dijo que ha llegado la hora de ponerle fin a la depedencia de su país en el consumo del crudo.
Los norteamericanos estarán usando vehículos híbridos que funcionarán con gasolina y electricidad, mencionó.
Asimismo Estados Unidos tendrá etanol celulósico, un energético proviniente de los cultivos de maíz, pasto y madera. Las investigaciones incluirán también el hidrógeno, aire y el sol como fuentes energéticas.
Durante esta charla, efectuada en febrero pasado, Bush informó los científicos intentarán ver cómo usar la energía nuclear sin peligro; y el carbón sin que éste sea contaminante para el medio ambiente.
Estaremos gastando -dijo- "casi $2,000 millones en un período de 10 años para desarrollar tecnologías no contaminantes de carbón", anunció.
Esta estrategia anti petroquímica obedece a los deseos que los norteamericanos tienen de enfrentar su creciente demanda de energía; de escapar de los nexos comerciales con países árabes -indeseables por el terrorismo-, así como también evadir el pago estratosférico que, en un lapso de 15 años, podría alcanzar el crudo.
En su artículo, del 18 de julio, llamado Cómo la demanda de petróleo determina la política exterior, la Revista de Prensa apunta que los principales proveedores de petróleo a Estados Unidos son Canadá, México, Arabia Saudita, Venezuela y Nigeria. Cada uno de los cuales suministra entre el cinco y ocho por ciento de la demanda que alcanza los 20 millones de barriles diarios.
Un factor que cuenta es el saber que el petróleo tiene una existencia finita y que llegará el día en que las gavetas del subsuelo, donde se almacena, estarán vacías en el planeta.
También es importante notar que el uso de los hidrocarburos ha contribuído de gran manera en la destrucción de la capa de ozono. Muy pronto los países con mayor conciencia ecológica, como Alemania y Francia, entre otros, estarán a favor de esta nueva política que dará un vuelco a la endeble barcaza en que navegan las finanzas mexicanas.
Ante este panorama que podría disminuir los ingresos que tiene México por exportación de petróleo, es importante cuestionarse si los senadores y diputados están pensando en una estrategia que dé respuesta a los embates económicos en que se verá el país cuando los precios del crudo bajen hasta el sótano.
Sería bueno saber si entre todas las urracas pleiteadoras del senado hay una que observe lo que pasa fuera de la choza de los intereses partidistas y, en serio, intente servir mediante un plan previsor, que sirva de asidero al país en tiempos de borrasca -0-.