La redondez del asunto
Si supiera que voy a vivir más de noventa años creería en estar a la mitad de mi vida. De la visión magnánima se ve la geometría perfecta: la redondez de un ombligo, centro limítrofe de las dos partes del cuerpo.
Pienso en una esfera y en el punto donde recae lo que una vez comenzó; en la redondez de las buenas historias que aún los cronistas carrascalosos consideran cimiento en su narrativa; en la tierra y en todo lo que respira en ella; en algo que va y viene como las mareas; en la generosidad de unos pechos que amamantan con sus lunas llenas.
Pienso en ciclos, en soles y hoyos; en lapsos y ojos; en caminos que regresan a un mismo punto, en elipsis y ruedas que circundan, giran y abrazan. Concluyo entonces que aun yendo a la mitad la vida es como estar comenzando en el mismo punto, de regreso, como la ola que llega a la misma playa y besa la misma arena. La ola seguirá siendo ola, Pero me pregunto... si habrá cambiado, será ésto vivir?