PESCADORES SUMIDOS EN EL FANGO DE EL COLORADO.
Francisco Agranón Castro, al momento de capturar una jaiba que decidió vengarse. Poco después unas tenazas inmovilizaron la mano del pescador.
El Colorado, Sin.- Los reglamentos miopes de pesca, la mala administración de las cooperativas, la división de gremios y la corrupción de los dirigentes ponen en estos momentos a la pesca ribereña en crisis.
El sol atronador del mediodía hace detestellar prismas en el estero, y más adelante la bahía yace plácida brillando como un espejo. En sus orillas, las casas descabezadas en sus techos y descascaradas sus paredes se amparan bajo las bondadosas frondas. Los pescadores de El Colorado suspiran mientras esperan con añoro la bonanza de unos días que no volverán.
Ramón Zavala Talamante, de 52 años, rememora los tiempos en que la pesca era abundante. “Había róbalo, pargo, mero, corvina, aparte de camarón”, dijo.
Sentado en el porche de su casa, Zavala Talamante, hombre de familia, empeñado en continuar con el único oficio que conoce, relató que su casa la construyó gracias a las ganancias que le dejó la pesca en 1981, cuando cobró noventa millones de viejos pesos al fin de una jornada de diez días. En esos tiempos nos azotaron tres ciclones. Nuestra casa era de madera, por eso decidimos hacerla de material, relató.
De las mil viviendas que se estima que hay en este campo de pescadores, la de la familia Zavala Preciado, tiene el número 51. Aunque austera, está bien cimentada, sostenida con pilares y viguetas; apostada a las orillas de la avenida México.
Más adelante están las pequeñas chozas, las piezas de un solo cuadro de ladrillo, en cuyo patio una letrina protegida con sarapes despide el olor de los orines. La pobreza es visible; y la drogadicción y el alcoholismo deambulan como fantasmas amenazando a la población.
El trazo de las calles es simétrico, pero carece de asfalto. Los automóviles circulan hundiéndose en una superficie terregosa y precipitada, que levanta un polvo fino en las sequías y se hunde aun más durante las lluvias.
En los últimos veinte años ha habido un retroceso económico, pronunció Zavala Talamante. La población ha crecido el triple en 20 años; las fuentes de trabajo son escasas y la vida, precaria. “Le hemos dado una sobre explotación a la bahía. Antes éramos menos de 80 lanchas, ahora hay más de 200”, mencionó.
El descrédito del cooperativismo por parte de Zavala Talamante, asimismo, le ha orillado a trabajar de manera independiente. Las despensas que distribuye el gobierno a través de las cooperativas no valen la pena. Los dirigentes omiten informar y administran con deficiencia. Al pescador le va mejor cuando trabaja por su cuenta, dijo.
Ahora que la pesca es pobre, los precios están por los suelos y no hay dinero –expresó- fui a buscar a mi sobrino y él me contestó: “hay que vender el quipo y comprar armas”.
Olga Preciado de Zavala se sienta en una silla después de una mañana de cocina y limpieza. Con voz apacible nos dice: "Yo tenía seis años cuando ese entonces. Mi mamá les daba de comer a los pescadores que estaban acampando". Las casas en ese entonces tenían techos enramados. También había galerones de madera, y cada una de sus habitaciones era ocupada por una familia.
Bajando por una de las calles del campo pesquero se encuentra un tablero de casas con fogatas en los patios, donde las mujeres cocinan y descarnan jaiba. Sobre una de las mesas hay recipientes donde la blanca carne va completando un kilo que se vende a 70 pesos. Irma Caballero Rosas dice que saca un promedio de tres kilos diarios, lo que le da una ganancia mayor que la que proveen los salarios que las plantas procesadoras dan a sus obreras.
Los pescadores Pedro Chorcha, Rosario Ochoa y Enrique Atondo regalan las jaibas que resultan chicas para las empresas compradoras. Irma Caballero aprovecha este regalo y lo convierte en un negocio del que vive toda la familia.
El pescador Francisco Agranón Castro ha estado inactivo desde que le robaron su motor de borda, y le ha sido imposible comprar otro. El gobierno entregó un lote de motores a los pescadores, pero las federaciones –dijo- están encabezadas por dirigentes oportunistas, quienes se quedan con los beneficios destinados a la mayoría.
A excepción del programa Progresa, que atiende con becas escolares a nuestros hijos –añadió- los pescadores de este campo ven pasar frente a sí las aportaciones que paran en las manos de líderes cooperativistas, denunció.
Además, dijo, la falta de oportunidades de trabajo en este lugar hace que los jóvenes se vayan al norte.
Las pangas de 23 pies de longitud, se deslizan por la superficie mansa de un estero adornado por los densos follajes de los manglares. Rumbo al oeste el mangle se separa y aparece un una bahía donde es posible ver más barcazas encopetadas con velas.
El miércoles 19, a las cuatro de la tarde los pescadores hicieron otro intento: apagaron los motores para evitar, con el ruido, la huida de los camarones. Sin embargo, éstos ya se habían ido a las aguas profundas, y sólo quedaban las larvas.
Salen a la captura de precio por kilo
Los pescadores están sentados bajo las sombras de los árboles, esperando que el tiempo les remiende los trapos rotos. Otros, han decidido poner en veda la pesca del camarón y dedicarse a la captura de otras especies.
El secretario de la Sociedad Cooperativa Río Fuerte, Heriberto Cortés Cabrera pidió a las autoridades atender las necesidades de ese polo pesquero. “En el día de muertos ni pa’ las flores va a haber”, dijo.
Necesitamos que en vez del primer día de septiembre, la pesca comience el 20 de agosto, cuando el camarón, que hemos cuidado durante la veda, ha crecido y se mantiene todavía en la bahía. El reglamento de pesca permite pescar cuando el crustáceo se ha ido a aguas profundas. Esta disposición es una de las causas por las que sufrimos, dijo.
Cortés Cabrera mencionó que la desigualdad entre los pescadores causa de conflicto. En 1964 mil socios integraban la Sociedad Cooperativa Río Fuerte, “ahorita somos 37”, explicó. La deserción tuvo como motivo la creación de nuevas y pequeñas sociedades que se quedaron sin concesión.
En este panorama, hay más de 150 agrupaciones de pescadores, pero solamente 10 están concesionadas con geografías marinas para operar. “Queremos la protección del gobierno para evitar las cooperativas piratas”, dijo el cooperativista.
Esta bahía ha sido escenario de mortales enfrentamientos. El ejército ha intervenido con balas y golpes contra los pescadores furtivos. El hijo de José Soto murió cuando fue agredido por los militares por pescar camarón cuando estaba vedado, hace seis años, y la lancha de Rico Gaxiola se fue a pique después del golpazo que le dio unas de las patrullas marinas, hace apenas unas semanas, informó Zavala Talamante.
Para Cortés Cabrera, secretario del gremio Río Fuerte, las reprimendas violentas de las autoridades le parecen necesarias, y pide que continúen.
En plena temporada de pesca, cuando se pronosticaba una buena captura, el camarón ha alcanzado el precio más bajo en muchos años: apenas 10 pesos por kilo. Por eso los ribereños decidieron efectuar una veda que permita que el tierno se desarrolle en sus aguas.
Los pescadores consideran que la pesca de otras especies podría sacarlos del atolladero. Agranón Castro dijo que cuando no hay camarón, en la bahía se puede pescar pargo, lisa, pez globo, conocido como “botete”, y tiburón.
Cortés Cabrera anunció que la del Colorado es una de las bahías más hermosas y ricas en el mundo, que en sus aguas también hay almeja callo, ostión y patas de mula.
La isla de El Diente, frente a la ribera, es una lengüeta de médanos oscuros y crestas verdes. El horizonte llena los ojos con cielo, arena y mar. Y la lejanía establece distancias infinitas, donde la luz del sol revienta en mil brillos. Sin embargo, para los ribereños, éste es un día más de una temporada de magras ganancias y pocos quehaceres.
Un cuento de nunca acabar
La crisis pesquera es el desenlace de una situación que comenzó desde los noventa y continuó, sin que los sectores sociales y políticos pudieran impedir su estallido. En el Congreso de la Unión 39 diputados, en el 2002, expusieron la problemática de esta manera: “La capturas de camarón por parte de pescadores ribereños en esteros y bahías disminuyó de 15 mil a 5 mil en las últimas temporadas.
“Esta disminución depende de una gran cantidad de factores, entre los que sobresalen la pesca furtiva de especies en época de reproducción y de veda, el gigantesco crecimiento en el número de embarcaciones, principalmente en bahías, esteros, así como el aseguramiento de grandes cuerpos de agua.
“En el caso de la pesca furtiva, recientemente organizaciones de productores de altamar y ribereños, han denunciado públicamente el saqueo que está sufriendo en estos momentos la población de camarón que se encuentra en plena época de reproducción a escasos dos meses del levantamiento de vedas y el inicio de la temporada pesquera, tanto en esteros, bahías y altamar.
“Se ha reportado una gran cantidad de embarcaciones menores, haciendo grandes capturas de camarón enhuevado a lo largo del litoral sinaloense, desde Teacapán y Barras de Piaxtla, en las bocas de Ensenada del Pabellón, Santa María La Reforma en el centro, hasta los campos pesqueros de El Colorado, El Huitusi, Las Lajitas y Bacorehuis en el norte.
“… en el caso de la pesca ribereña el número autorizado de embarcaciones no rebasa los 5 mil, teniéndose registradas hasta el momento más de 15 mil pescando en la actualidad, duplicando por tanto el esfuerzo pesquero en esas áreas en los últimos 20 años.
“Por otro lado, es a toda luz evidente, que puestos los altos valores de producción y de comercialización del camarón sinaloense existe un marcado conflicto de intereses entre los tres sectores que se benefician del mismo, los de la pesca de altamar, los de la pesca ribereña, los acuicultores.
“… existe el antecedente del grave enfrentamiento que tuvieron en la temporada anterior pescadores sinaloenses ribereños con autoridades navales que prohibieron su pesca en altamar y en época oficialmente de veda, lo que resultó en violentas manifestaciones de pescadores y la detención de varios de ellos por parte de la armada y el inicio de procesos penales, así como el encautamiento de sus embarcaciones y equipos de pesca”.
En ese entonces, los diputados hicieron un llamado “urgente” a los sectores productivos, sociales y políticos en el Estado para que se busquen puntos de consenso en el desarrollo de la actividad.
Ha caído la tarde sobre el estero. El fango acumulado ha hecho más difícil la reproducción de las especies y algunos pescadores rascan las orillas esparciendo en el agua alimentos para puercos para atraer a sus presas.
El sol reverbera al inclinarse la tarde. La ociosidad en la ribera es parte de una vida que se ve pasar desde los muros salitrosos de las casas y las hamacas colgadas de cualquier árbol. Algunos pescadores lavan sus embarcaciones a las orillas y otros permanecen sentados con el rostro impávido y el cuerpo relajado, mientras las mareas suben un poco cubriendo el fango.
Francisco saca una de las trampas jaiberas, pero en un momento de descuido una tenaza le tritura la piel. En el rostro del pescador apenas asoma el dolor cuando muestra la tenacidad con que la jaiba le muerde la mano.
El atardecer es diáfano. El Burro es una isla que delimita la bahía con el mar abierto, un área que conecta con el Mar de Cortés, vedada para los ribereños, quienes deben pescar en aguas bajas. Sin embargo, la ley se quebranta en unos días en que la subsistencia representa un reto. Los lancheros pescan ilegalmente en la bahía las larvas de camarón. Otros salen, equipados precariamente, a la alta mar.
Con el abandono a cuestas, las leyes pisoteadas y la rivalidad entre hermanos, los pescadores insisten en que pueden ganar otra batalla contra la pobreza -0-.
La crisis pesquera es el desenlace de una situación que comenzó desde los noventa y continuó, sin que los sectores sociales y políticos pudieran impedir su estallido. En el Congreso de la Unión 39 diputados, en el 2002, expusieron la problemática de esta manera: “La capturas de camarón por parte de pescadores ribereños en esteros y bahías disminuyó de 15 mil a 5 mil en las últimas temporadas.
“Esta disminución depende de una gran cantidad de factores, entre los que sobresalen la pesca furtiva de especies en época de reproducción y de veda, el gigantesco crecimiento en el número de embarcaciones, principalmente en bahías, esteros, así como el aseguramiento de grandes cuerpos de agua.
“En el caso de la pesca furtiva, recientemente organizaciones de productores de altamar y ribereños, han denunciado públicamente el saqueo que está sufriendo en estos momentos la población de camarón que se encuentra en plena época de reproducción a escasos dos meses del levantamiento de vedas y el inicio de la temporada pesquera, tanto en esteros, bahías y altamar.
“Se ha reportado una gran cantidad de embarcaciones menores, haciendo grandes capturas de camarón enhuevado a lo largo del litoral sinaloense, desde Teacapán y Barras de Piaxtla, en las bocas de Ensenada del Pabellón, Santa María La Reforma en el centro, hasta los campos pesqueros de El Colorado, El Huitusi, Las Lajitas y Bacorehuis en el norte.
“… en el caso de la pesca ribereña el número autorizado de embarcaciones no rebasa los 5 mil, teniéndose registradas hasta el momento más de 15 mil pescando en la actualidad, duplicando por tanto el esfuerzo pesquero en esas áreas en los últimos 20 años.
“Por otro lado, es a toda luz evidente, que puestos los altos valores de producción y de comercialización del camarón sinaloense existe un marcado conflicto de intereses entre los tres sectores que se benefician del mismo, los de la pesca de altamar, los de la pesca ribereña, los acuicultores.
“… existe el antecedente del grave enfrentamiento que tuvieron en la temporada anterior pescadores sinaloenses ribereños con autoridades navales que prohibieron su pesca en altamar y en época oficialmente de veda, lo que resultó en violentas manifestaciones de pescadores y la detención de varios de ellos por parte de la armada y el inicio de procesos penales, así como el encautamiento de sus embarcaciones y equipos de pesca”.
En ese entonces, los diputados hicieron un llamado “urgente” a los sectores productivos, sociales y políticos en el Estado para que se busquen puntos de consenso en el desarrollo de la actividad.
Ha caído la tarde sobre el estero. El fango acumulado ha hecho más difícil la reproducción de las especies y algunos pescadores rascan las orillas esparciendo en el agua alimentos para puercos para atraer a sus presas.
El sol reverbera al inclinarse la tarde. La ociosidad en la ribera es parte de una vida que se ve pasar desde los muros salitrosos de las casas y las hamacas colgadas de cualquier árbol. Algunos pescadores lavan sus embarcaciones a las orillas y otros permanecen sentados con el rostro impávido y el cuerpo relajado, mientras las mareas suben un poco cubriendo el fango.
Francisco saca una de las trampas jaiberas, pero en un momento de descuido una tenaza le tritura la piel. En el rostro del pescador apenas asoma el dolor cuando muestra la tenacidad con que la jaiba le muerde la mano.
El atardecer es diáfano. El Burro es una isla que delimita la bahía con el mar abierto, un área que conecta con el Mar de Cortés, vedada para los ribereños, quienes deben pescar en aguas bajas. Sin embargo, la ley se quebranta en unos días en que la subsistencia representa un reto. Los lancheros pescan ilegalmente en la bahía las larvas de camarón. Otros salen, equipados precariamente, a la alta mar.
Con el abandono a cuestas, las leyes pisoteadas y la rivalidad entre hermanos, los pescadores insisten en que pueden ganar otra batalla contra la pobreza -0-.
1 comentario:
Hola Ave:
Extenso y muy ilustrador de cómo es la pesca del camarón y otras especies en esa región de Sinaloa.
Pienso que lo que pasa es la fatlta de trabajo en equipo, por la ambición de los dirigientes de las cooperativas éstas ya no funcionan, habría que reorganizarlas con formas democráticas para obtener mejores resultados. Puede ser ésta una solución...
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