viernes, febrero 9

La iglesia toma partido

Los avances de la tecnología desconocen las fronteras. Es posible, desde la cama, escuchar una misa celebrada en una iglesia en tierra estadounidense.
Hace algún tiempo que Agripina (mi mamá) no va al templo. Los 76 años que carga le impiden moverse con la facilidad con que lo hacía. Por eso prende la tele a las seis de la mañana y, a distancia, responde a las plegarias en la misa.
Esta mañana todo parecía ordinario: el ruido mañanero de los pájaros afuera de la ventana, los primeros cacareos urbanos. El sermón de las seis de la mañana tuvo la capacidad de causarme asombro: el sacerdote en su letanía (te rogamos, señor) pidió por los soldados (americanos) en Irak, y sus familias, como si Dios fuera de un sólo país y estuviera enredado en un sola bandera.
La cantidad de personas en Irak que necesitan a Dios rebasa la de los suscritos a los batallones americanos enviados por el presidente Bush. Miles de civiles iraquíes han muerto, entre ellos niños y mujeres, que poco han tenido que ver con los regímenes militaristas.
Te pedimos Dios por los mandatarios con pistola y los sacerdotes cegatones.

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