El castigo de Fidencio
Por Avelina Rojas
Imagen
Bajo la luz de la lumbre, la cara de Findencio era la de un maldito. Estaba alerta aun durmiendo, y cuando sonreía uno no sabía si se estaba burlando o si deveras estaba contento. Yo podía darme cuenta cuánto gozaba al enfriar al enemigo, tirotearlo frente a un paredón o colgarlo bajo las ramas de un árbol y eso me enojaba un poco.
Bajo la luz de la lumbre, la cara de Findencio era la de un maldito. Estaba alerta aun durmiendo, y cuando sonreía uno no sabía si se estaba burlando o si deveras estaba contento. Yo podía darme cuenta cuánto gozaba al enfriar al enemigo, tirotearlo frente a un paredón o colgarlo bajo las ramas de un árbol y eso me enojaba un poco.
Por orden de mi general Raygoza llegamos a Los Huizaches, una hacienda que daba miedo por estar maldita. Desde lejos no vimos ni un alma y llegamos a paso tranquilo, pero algo me decía que las cosas no estaban bien, de esa hacienda nunca salía nada bueno y mi corazonada se cumplió.
Si quieres leerlo todo ve a http://lahiguera-avelina.blogspot.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario