sábado, marzo 31

El Dinosaurio


Este el el mini cuento más mini que conozco, pero para decir verdad, no sé qué es lo que me está contanto, ¿alguien sabe?


Lo escribió Augusto Monterroso.

Nacido en Tegucigalpa (Honduras), a los 15 años se estableció con su familia en Guatemala. Desde muy joven se implicó en la vida política de su país, que compaginó con una temprana actividad en el campo de la literatura. Tras haber publicado algunos relatos, participó en 1941 en la fundación de la revista Acento, que se convertiría en uno de los núcleos intelectuales más inquietos de Guatemala en una época de incesantes convulsiones sociales. La controvertida presidencia del liberal Jorge Ubico Castañeda, los sucesivos cuartelazos y alzamientos populares, y la omnipresencia de la compañía estadounidense United Fruit Company en todos los órdenes de la vida del país, le llevaron a trasladar su residencia a la ciudad de México en 1944.
Ya en el exilio, Augusto Monterroso se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y desempeñó una activa labor como profesor en esta misma universidad.
En 1953 publicó Uno de cada tres y el centenario, y en 1959 saldrían a la luz sus Obras completas (y otros cuentos), colección de historias donde se prefiguran los rasgos fundamentales de su personalísima narrativa. Una prosa concisa, sencilla y accesible y una abierta inclinación hacia la parodia, la fábula y el ensayo, sientan los cimientos de un universo inquietante, que oscila entre el nonsense, el humor negro y la paradoja.
Otros títulos de su producción, signada siempre por la brevedad, son: La oveja negra y demás fábulas (1969), Animales y hombres (1971), Movimiento perpetuo (1972) o la novela Lo demás es silencio (1978), donde da vida al heterónimo Eduardo Torres. También inclasificables, aunque más próximos al área de la reflexión literaria, no exenta de creatividad y fantasía, son los textos: La letra e, fragmento de un diario (1987), Viaje al centro de la fábula (entrevistas, 1981) o La palabra mágica (1983). Su composición de una sola línea, Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, está considerada como el relato más breve de la literatura universal. En 1996 reunió en el volumen Cuentos, fábulas y lo demás es silencio el conjunto de su obra de ficción. En 1999 publicó La vaca, una recopilación de “ensayos que parecen cuentos y cuentos que parecen ensayos”, según sus propias palabras. En 2002 salió a la luz Pájaros de Hispanoamérica, una antología con textos de escritores latinoamericanos. Es autor también del libro memorialístico Los buscadores de oro (1993).
Miembro de la Academia Hondureña de la Lengua, fue galardonado con el Premio Magda Donato en 1970 y con el Premio Xavier Villaurrutia en 1975. En 1988 recibió la Orden del Águila Azteca, condecoración que otorga el gobierno mexicano. En 1996, año en que dio por concluido su exilio, se le otorgó el Premio Juan Rulfo de narrativa, y al año siguiente, en 1997, el Premio Nacional de Literatura de Guatemala. En 2000 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Monterroso actuó como intermediario en las negociaciones de paz entabladas entre el gobierno y la guerrilla revolucionaria de su país.
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5 comentarios:

Coro dijo...

Con sólo siete palabras se alternan tres adverbios y dos verbos.
Valor metafórico. Resonancias alegóricas (políticas, kafkianas, apocalípticas...)
Encontramos también ambigüedad: ¿quién despertó?, ¿dónde es allí?
Utiliza elementos como el sueño... elementos fantásticos como los dinosaurios...

Genial.

Abrazos, querida Martha

Martha Avelina Rojas dijo...

Gracias, amiga, tenías que ser tú quien scara de las dudas... tendré que analizar estas siete palabras y ver la magia d la combinacíón.
Un abrazo y no hay duda: siempre se aprende. besos

Martha Avelina Rojas dijo...

Adeverbios: cuando,todavía, allí.
Verbos: despertó y estaba.
artículo: el.
sustantivo: dinosaurio.

Creo que esta es su composición, pero aún no encuentro el chiste... tendré que pensar en ello...
un abrazo

Anónimo dijo...

Despertarse y encontrarse con lo terrorífico...o bien con lo cotidiano...o...

Martha Avelina Rojas dijo...

Gracias, Angeek, buena onda, besos