jueves, agosto 16

LA INFORMACION: UNA MONTAÑA INACCESIBLE



No obstante que los nuevos regímenes han alardeado afirmando haber abierto las puertas a la información y promovido la transparencia, veamos lo difícil que es el obtener información en las oficinas del gobierno.
En la elaboración de un reportaje sobre el agua había que llamar al titular del Sistema de Agua de la Ciudad de México. Su secretaria dijo con un eco rotundo, Aquí no damos información, tiene que ir a la oficina de comunicación social.
El domicilio de la oficina de comunicación social coincidía con un edificio colonial, vetusto, frente al Zócalo, toda una fortaleza, resguardado por un séquito de guardias de seguridad que exigían identificación. Después hubo que pasar a registrarse, abrir el bolso para que lo revisaran y pasar por un marco electrónico que sirve para detectar lo que la seguridad tanto teme encontrar.
Elevador, cuarto piso, oficina de comunicación social, Me presento, saco una de mis tarjetas de presentación, pido hablar con el titular, Tiene que registrarse, me dice una de las secretarias en un tono militar, y yo sin vacilar dije, Claro, donde hay que apuntarse, No, dijo la otra con prepotencia, Tiene que traer una carta de su medio, No tengo medio, dije, trabajo por mi cuenta, Pues de todas maneras tiene que traer una carta y si se le acepta pues entonces está registrada, Y el registro a qué te da derecho, A ver al jefe, Quién es el jefe, Pues el jefe de gobierno, Marcelo, respondió con impaciencia, como si fuera algo muy obvio que no hacía falta explicar, Pero si yo solamente quiero información sobre el agua, expliqué, Más tarde habrá un boletín, salieron a una gira, fueron a ver algunas obras de agua, A qué horas sale el boletín, No lo sabemos, en cuanto lleguen.
Esa fue la experiencia de ayer.
Además de la oficina de Comunicación Social del gobierno del D.F., las dos oficinas de información en el Palacio presidencial, a un costado, son meros galerones burocráticos, donde los jefes están más preocupados por mantener a alguien en la línea, hablar de una película o echarse un chascarrillo, que prestar un servicio.
Hay qué preguntarse cuánto es lo que le cuesta a la población el mantener todos estos regimientos inútiles, parapetados en escritorios de caoba, con sistemas de información –celulares y computadoras- estacionamiento privado, un séquito de secretarias, administradores y guardias; y todo el tiempo del mundo para limarse las uñas.
En cambio, mientras los senadores sesionaban en la Permanente la sala de prensa de Xicoténcatl estuvo ayer en efervescencia. Los camarógrafos subían y bajaban escaleras pasando de un piso a otro cargando sus lentes. El encargado, Héctor Rivera, extendía los últimos boletines detrás de una barra después de haberse peleado con fotocopiadoras y engrapadoras y los redactores escribían sus notas frente a los monitores apostados a los muros de la sala.
Fracasé con el tema del agua ayer, empero la experiencia con las oficinas de comunicación social fue reveladora-0-.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece que los del agua están en la idem.