jueves, marzo 29

Guy de Maupassant y el laberinto humano


Una vez Gabo dijo que no se podía escribir buena literatura sin conocer el corazón humano.
Es verdad.
La narrativa implica la descripción, no sólo de los lugares. También los personajes deben cobrar vida y eso implica darles un carácter y un sentir.
En Bola de sebo se puede percibir el generoso corazón de la muchacha obsesa, quien a pesar de ser catalogada como prostituta intenta hacer valer sus valores. Además, su sencillez y generosidad la dignifican y embellecen.

Es posibe también percibir la tensión de la guerra francoprusiana de ese entonces, aun el deseo de un soldado que nunca habla, pero que sabemos que está allí reteniendo la caravana hasta que la muchacha lo deje satisfecho.

La narrativa de Maupassant revela personajes mezquinos y crueles -como tales hay en la vida- que contrastan con aquellos cándidos y gentiles, como lo es Bola de sebo, el perro llamado Pierrot y el campesino culpado de robo en El cordel, todos ellos víctimas del egoísmo.

La ambientación de estos cuentos hacen que la trama se vaya desenvolviendo como una sábana sobre una cama, y todo en su conjunto, provocan tal efecto como el de una nota grave que ha caído en la soledad del silencio.

Maupassant me enseña que en literatura se puede hacer cualquier cosa, menos ignorar el corazón complejo del ser humano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ese final, con La Marsellesa...
Ah! la burguesía...siempre es la misma.

dann dijo...

Creo que los grandes poetas y escritores, han tenido el acierto de mostrarnos que no debemos simplificar demasiado las cosas a tal grado de juzgar sin antes conocer... pues aún en medio de la peor guerra siempre habrá generosidad, o en la pobreza puede haber algún potencial genio...
Lo que uno siempre aprecia de quienes escriben, es que conocen la universalidad de las emociones y la variación de la acción según la cultura...

Me gusta mucho tu página, permite reflexionar y participar... ;)